sábado, 22 de septiembre de 2012






EL VALOR DEL AFECTO



El afecto es como una vacuna que previene contra múltiples enfermedades, una medicina barata, accesible a todo el mundo y sin efectos secundarios, para la que no se necesita receta, manual de instrucciones ni conocimiento alguno. La mayoría de los animales lo aplican con sus crías, miles de millones de humanos ricos o pobres, cultos o incultos, inteligentes o no, lo han empleado desde siempre con sus hijos. El nivel de conocimientos o de entrenamiento para dar afecto a los niños, es ninguno. Sólo se precisa disponibilidad y tiempo. Por desgracia, muchos padres actuales, inteligentes, incluso bien situados social y profesionalmente no tienen tiempo para 'aplicar' a sus hijos esta vacuna que no se puede adquirir en el mercado, y que sólo ellos pueden aplicar.Compaginar las legítimas aspiraciones personales y profesionales de los padres con el tiempo necesario para aplicar este eficaz medicamento es, desde mi punto de vista, imprescindible.En la edad escolar, el afecto y el cariño consiste en escuchar al niño, respetar sus opiniones y entender sus intereses. Para todo esto se necesita tiempo, más en calidad que en cantidad. Aunque los padres dispongan de poco tiempo, realidad difícil cuando no imposible de modificar en muchos casos, por favor dedica el poco tiempo a cubrir efectivamente a tus hijos, no a leer el periódico, ver la televisión o descansar. Juega, achucha, habla y respeta a tu hijo. Su salud mental y física te lo agradecerán. Cuanto antes apliques la vacuna del afecto mejor; unos años más tarde, no será tan efectiva. Te recomiendo una vacuna de afecto todos los días.



Familia, escuela, ambiente: el desarrollo emocional infantil 




Los factores emocionales, afectivos y relacionales  son, desde hace ya algunos años, aspectos de creciente interés para el mundo educativo. La escuela, tradicionalmente más preocupada del desarrollo cognitivo, plantea hoy el desarrollo integral y armónico de los alumnos y asume como tarea propia, desde esta perspectiva, que no sólo debe enseñar a conocer y a explorar el mundo; asume también que debe enseñar a ser y a convivir.  La estructura intelectual del niño está inevitablemente asociada a su afectividad; consecuentemente, es necesario reorganizar el currículum escolar, demasiado centrado en contenidos académicos, cognitivos. 


La justificación de la importancia de educar los afectos y las relaciones se deduce de las necesidades sociales y de las demandas que la propia sociedad hace al mundo escolar y educativo: es imperativo educar y formar personas capaces de vivir en un mundo dinámico, cambiante, donde las relaciones interpersonales deben darse en un marco de elevado nivel de coherencia, solidaridad y justicia.  El desarrollo integral de la personalidad se puede  alcanzar a través de objetivos de los dominios cognitivo, psicomotriz y afectivo. El dominio afectivo considera el concepto que el niño y el joven tiene de sí mismo, el crecimiento personal y el desarrollo social y emocional.  Objetivos como la capacidad para escuchar a los demás; colocarse en la situación emocional del otro;  respetar y considerar las opiniones ajenas; capacidad de compromiso y participación, pertenecen al ámbito del desarrollo afectivo. 
Es del caso destacar que los aspectos estrictamente racionales no son neutros: están cargados de emociones y motivan a actuar en una determinada dirección… aunque las personas no estén necesariamente conscientes de esas emociones.  
No cabe duda que a los padres, como primeros educadores les cabe gran responsabilidad en el desarrollo social y afectivo de sus hijos; son modelos que funcionan básicamente como espejo, donde los niños van modelando su comportamiento y sus valores.  
tomado de:http://www.educativo.utalca.cl/medios/educativo/articulosydoc/familia_escuela_ambiente_emocionalidad.pdf



El rol de los padres en la educación

La sociedad ha sufrido una evolución en los últimos tiempos que ha repercutido de forma directa en la familia y la escuela. Tanto es así que uno de los temas más destacados respecto a la educación en estos días es la colaboración entre ambas.


El papel de la familia ha ido evolucionando con la incorporación de la mujer al mundo laboral y con otros cambios de diversa índole, sobre todo política y económica. Esta ha pasado de ser la encargada única y exclusiva de la formación de los hijos e hijas, a delegar en la escuela parte de esta tarea.

Estos cambios de la sociedad actual son rápidos y profundos. La complejidad, cada vez mayor, demanda una nueva visión educadora de la familia y la escuela, lo que exige su compromiso para trabajar unidas en un proyecto común.
La familia como primer ámbito educativo necesita reflexionar sobre sus pautas educativas y tomar conciencia de su papel en la educación de sus hijos e hijas. La realidad actual se le escapa, y esto repercute en la vida del niño y la niña, lo cual conlleva a su vez problemas escolares y familiares que surgen a diario: desinterés, falta de motivación, dependencia, bajo rendimiento, fracaso escolar, violencia, etc., y no se pueden achacar a la sociedad en abstracto, a la familia, a la escuela o al alumnado, de manera independiente, sino que la interacción de todos ellos es la que propicia esta situación.

Son los padres y las madres quienes gozan de una relación de intimidad única que exclusivamente se da en el seno de la familia y que permite todo tipo de interrelaciones personales: de afecto, ayuda, orientación, soporte, etc, que influyen y modifican los comportamientos de todos sus miembros. Suele decirse que en una familia todos educan y son educados.

Son, asimismo, los padres y madres quienes están en mejores condiciones, a causa de su cariño desinteresado, de conseguir el aumento en autonomía de sus hijos e hijas y, por tanto, la madurez: un crecimiento en libertad y responsabilidad que solamente es posible, de manera armónica, cuando la familia soporta las decisiones personales, con su mezcla de aciertos y errores.

La participación de los padres en la vida escolar parece tener repercusiones tales como:

• Una mayor autoestima de los niños y niñas.
• Un mejor rendimiento escolar.
• Mejores relaciones padres/madres e hijos/hijas.
• Actitudes más positivas de los padres y madres hacia la escuela.







  • LA FAMILIA COMO PRIMER AGENTE DE SOCIALIZACIÓN.




  • La familia garantiza la supervivencia física y aporta los aprendizajes básicos para la inserción en la vida social. Constituye el grupo primario de socialización influyendo en la identidad personal, la evolución social, la individualidad y la personalidad, además hace de intermediaria entre la sociedad y el individuo. En ella el niño crece y con sus decisiones y actuaciones determina y selecciona la apertura del mismo a otros contextos.
    El ambiente familiar está determinado por la situación social y la dinámica de las relaciones intrafamiliares.
    Dentro de la familia el niño conoce a los “otros” y cada uno tiene un papel y una posición particular. El modelo familiar en que viva constituye un elemento esencial en su socialización, los roles que como hombre y mujer cumplen los padres exigen cooperación, división del trabajo y reparto de autoridad en su educación.

    La socialización es intensa durante los primeros años de vida. De ella y del ambiente emocional vivido dependerá el individuo adulto que surgirá. Los conflictos de la pareja reducen la empatía y perturban la comunicación. Unas relaciones deterioradas crean un clima emocional en el que los hijos aprenden modelos basados en la ambivalencia y en el amor u odio hacia uno de los progenitores.
    La madre aporta al niño experiencias relacionadas con juegos verbales y juguetes, el padre con la actividad física.
    El estilo de comportamiento con respecto a los hijos depende del grado de control que se ejerce sobre ellos, el tipo de comunicación que existe, las exigencias que se les plantean, y el afecto.




    Desarrollo de competencias afectivas durante la primera infancia



    El desarrollo integral de los seres humanos promovido desde la escuela cada vez cobra mayor importancia. En la sociedad moderna es común encontrar que los profesores remplazan a los padres en la formación afectiva de los niños y esta labor comienza en el preescolar.
    En los seres humanos el aspecto psicológico es motivo de reflexión generalmente hasta cuando se tiene un problema; es decir, no solemos pensar en este aspecto a menos que suframos o nos preocupemos por algún motivo. Sin embargo, nuestra situación psicológica es un delicado balance entre diferentes aspectos, por lo que lo idea es mantener una mente "estable, autodeterminada y con principios claros", además de estar al tanto de cómo esta cambia y evoluciona.
    La falta de desarrollo afectivo en el hogar crea un alto grado de soledad en los niños y reducidas oportunidades de desarrollar su afectividad.